Los planes con los hijos no se pueden posponer… ¡Hay que hacerlos ya! Leerles cuentos por la noche, salir con ellos en bici, escuchar sus razonamientos, ver juntos la tele… Unos años en nuestros hijos son como décadas en nuestra vida. Con el tiempo se ríen de los dibujos que antes les hipnotizaban y que tú sigues queriendo, pasan de hacerte los coros en el coche a sentir vergüenza cuando te oyen cantar, opinan sobre tu ropa y no les mola que les leas en la cama… Todo pierde su sentido. Y es que todo puede esperar, pero no los hijos. Los días se hacen cuesta arriba, parece que no queda tiempo para nada, estás exhausta, de mal humor y solo quieres llegar a casa para poner las piernas en alto y disponer de un minuto para ti… Pero tenemos que asegurarnos de que reservamos un hueco para ellos. Ese tiempo nunca volverá.