Una de las caras más conocidas del islam español. Acaba de escribir Falsos mitos de la mujer en el islam.
¿Quién es Laure Rodríguez Quiroga? No son pocos los que no pueden ubicarla. No han conocido antes a una mujer como ella, que aúna adjetivos que creían incompatibles: española, musulmana, feminista, heavy.
Laure Rodríguez Quiroga es hija de inmigrantes gallegos, nació en París y creció en el País Vasco. En la actualidad reside en Córdoba. Los no musulmanes no la consideran una musulmana de verdad, porque no casa con sus expectativas de lo que debería ser una musulmana. A sus espaldas carga mucho análisis, trabajo y experiencia, de lo que uno se da cuenta si la escucha hablar, pero ella no airea sus méritos. Actualmente es codirectora del Congreso Internacional de Feminismo Islámico, miembro de la red International Women’s Islamic Initiative in Spirituality and Equality (WISE) y del movimiento Musawah for Equality and Justifice in the Muslim Family y forma parte del equipo investigador del Departamento Equality and Women Studies del EMUI EuroMed University.
¿Por qué era necesario un libro que desmitificara a la mujer musulmana?
Por un lado, porque la forma de mirar y en consecuencia de relacionarse con el hecho islámico y, especialmente con las mujeres, son una manera más de opresión. Los índices de islamofobia están creciendo de forma alarmante y, como cabe esperar de culturas que se sustentan bajo las directrices del machismo, recae sobre nosotras de forma directa. Por otra parte, porque también es necesaria la autocrítica y ofrecer otras lecturas sobre nuestra propia condición, desterrando la mirada patriarcal de los textos, y hacer posible la recuperación de unos derechos legítimos. En definitiva, este es mi yihad de género, para descolonizar el Alcorán del patriarcado y de lecturas ajenas al islam.
¿Quién se beneficia de generar mitos sobre el islam?
Tal vez lo primero sería saber quién es el que genera esos mitos para entender cuáles son sus objetivos y, por lo tanto, en qué se benefician. Si echamos la vista a la historia, vemos que en nuestro caso la construcción del imaginario colectivo en relación al islam tiene más de 500 años de antigüedad y quedan fijados por tres momentos históricos. El primero es durante la llamada como “Reconquista” y la construcción del mito del “otro-exterior”. El siguiente momento se produce durante la colonización cristiano-europea en otros continentes, donde el hecho islámico ya se percibe como ajeno a la civilización europea. El último mito se construye durante la Guerra del Golfo y la idea del choque de civilizaciones, donde el islam es visto como un bloque geopolítico y una forma de vida incompatible con Occidente. Estos tres momentos históricos quedan avalados y respaldados por intervenciones político-militares… Yo creo que es evidente quién se beneficia de generar estos mitos.
Existen cristianos coptos, católicos, evangélicos…; cristianos africanos, europeos, americanos…; cristianos árabes, negros, blancos… ¿Qué hace tan difícil visibilizar a musulmanes de distintas culturas y orígenes?
A lo largo de estos siglos se ha querido construir un mito irrefutable consistente en dibujar una idea monolítica del islam y, en consecuencia, de las personas musulmanas: todos son uno. Algo así como todos siguen al mismo “Dios”, piensan igual, se comportan de la misma manera y reaccionan al unísono, negando la pluralidad o algo que en el islam es fundamental: “la diversidad es la matriz de Allah”, tal y como decía el profeta Muhammad.
Usted se descubrió islamófoba y colonial, ¿qué le hizo llegar a esta conclusión?
A medida que fui tomando contacto con mujeres musulmanas y especialmente iba leyendo sus aportaciones, fui descubriendo otra forma de entender el islam, contado desde dentro, como una experiencia vivida. Nos hemos acostumbrado de tal forma a que en nombre del “rigor académico” las personas no musulmanas nos expliquen y definan qué es el islam que en pocas ocasiones nos paramos a pensar la colonialidad que se esconde detrás de esta idea, de la apropiación epistemológica que seguimos sosteniendo y de la negación de la sabiduría y objetividad de las personas musulmanas.
Tras siglos de falsa publicidad antiislámica (matrimonio con menores, ablación genital feminina, sumisión al hombre…), ¿qué medidas se deberían poner en marcha después de leer su libro? ¿Son responsables los musulmanes?
No se puede negar que el islam ha sido y sigue siendo utilizado como paraguas protector para cometer infinidad de violaciones de derechos fundamentales de niñas y mujeres. Los matrimonios con menores son una realidad en cualquier país del mundo -también en España-, la mutilación genital femenina está presente hasta en Guatemala o la idea del sometimiento al varón es algo que vemos en cada feminicidio cometido en cualquier parte del mundo. ¿Tiene algo que ver el islam con ello? En absoluto, su razón de ser es el patriarcado y precisamente por ello hay que sumar esfuerzos para erradicarlo. ¿Son responsables los musulmanes de esta vulneración de derechos? Efectivamente, en la medida que corresponde en cada sociedad, son responsables de haber secuestrado los derechos legítimos de las mujeres y prostituirlos para seguir manteniendo sus privilegios y poder.
¿Cree que debe visibilizarse más el islam español? ¿Contribuiría a que los no musulmanes entendieran mejor el islam, no lo consideraran una religión extranjera y no mandaran a la gente a Musulmandia?
El islam no tiene nacionalidad, por lo tanto no creo que exista algo llamado “islam español”, “islam marroquí”, “islam mauritano” o “islam saudí”. Ahora bien, por algún motivo -posiblemente por uso electoralista- tras el fin del monolitismo religioso impuesto por la fuerza y la llegada de las libertades a España, ha interesado dar voz y protagonismo a personas musulmanas llegadas del exterior, tal vez con la idea de reforzar la imagen del “otro exterior”. Es importante que, como parte de la ciudadanía española, tengan su espacio, pero también lo es que las personas autóctonas sean escuchadas y tomadas en cuenta incluso a nivel mediático como forma de romper con la ligazón constante islam-extranjero. Por suerte, la población autóctona musulmana ya no se tiene que ocultar por miedo a ser exterminada, expulsada, esclavizada o encarcelada. Eso ya forma parte del pasado.
Vivimos en países laicos o aconfesionales que celebran festividades cristinas, con gobiernos que permiten el naturismo pero multan a los que van desnudos por el centro de Barcelona y a las que se bañan vestida en la playa, ¿tiene Europa un conflicto ideológico? ¿Era la Constitución una falsa declaración de intenciones al no tratar con equidad a todas las creencias?
Las sociedades europeas se han construido desde una esquizofrenia difícil de sostener. Mientras que se mantenían ideas de desarrollo, civilización y progreso dentro de Europa, fuera de ella se cometían todo tipo de barbaridades contrarias a los valores que decían defender. No nos podemos olvidar que hasta la década de los cincuenta siguieron funcionando los conocidos como “zoológicos humanos”, en los que seres humanos eran exhibidos como salvajes, o que hasta hace unas décadas, en las colonias europeas, menores y adultos eran mutilados por no obedecer las órdenes de los colonos… ¿Cómo no vamos a tener un conflicto ideológico? Mientras que no asumamos que toda persona europea blanca ha crecido y sigue creciendo bajo los parámetros de una cultura racista y excluyente, difícilmente podremos sostener una sociedad cohesionada y libre.
√ Rebeca García Agudo